La conciencia, la mejor
almohadaHecho el diagnóstico, monseñor Munilla ofreció la
terapia: "A la fe en Jesucristo es importante añadir la virtud de la
humildad. En efecto, todos tenemos que realizar un profundo examen de
conciencia: ´El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra´. No sería
justo limitarnos a hablar de la corrupción en tercera persona del plural,
como si los corruptos fuesen siempre los demás: ´ellos´, ´los
políticos´, ´los ciclistas´… Sinceramente, ¿somos nosotros honestos en nuestra
relación con el dinero, a nuestro nivel y en nuestras circunstancias?".
Y
evocando el ejemplo del mártir San Sebastián, quien perdió todo (el estatus
social primero, la vida después) por fidelidad a Cristo, pidió al patrono "que
nos ayude a educar y a escuchar nuestra conciencia, sin acallarla ni
manipularla. La recta conciencia es la mejor almohada; mientras que la
conciencia errónea y falsa es, a medio plazo -cuando no a corto plazo-, fuente
de sufrimientos y de desequilibrios… ¡Dejémosle a Dios hablarnos a través de la
voz de nuestra conciencia!".
Un mensaje de esperanza coherente con las
primeras palabras de su sermón cuando recordó que "no hay mayor pobreza que la
carencia de sentido en la propia existencia. El vacío interior -que acompaña a
la falta de sentido- es el mayor enemigo de la felicidad del ser humano… Pero
gracias a Dios, tenemos razones para la alegría porque tenemos razones para la
esperanza. Y tenemos razones para la esperanza, porque mantenemos nuestra fe en
Dios Padre que no solo no nos defrauda, sino que cuida de nosotros -¡de
cada uno de nosotros!- en su providencia amorosa... ¡No estamos
huérfanos!".
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